Poderes mágicos
El hombre continúa siendo un misterio. Lo es en su sentido supuestamente trascendente, pero también lo es en su dimensión material.
La medicina no es una ciencia exacta. No lo es porque intervienen factores en absoluto mensurables. Allá arriba, protegido por una gruesa envoltura ósea, está el cerebro, la maquina más perfecta y prodigiosa que la naturaleza ha creado. Con infinitas posibilidades, ilimitadas opciones.
El hombre se considera independiente al resto de la naturaleza, al agua, a las estrellas; y esa falsa individualización arrastra al hombre a caer en el error de aislar la mente de la materia.
En el cerebro los sentimientos, pensamientos, deseos, se expresan y se cuecen en el horno alquímico; Allí todo es posible, reinan los milagros y es real lo sobrenatural.
Los faquires, los estigmatizados, los místicos, no son necesariamente unos tramposos. Cada uno con su propia técnica, puede producirse anestesia, sangrar, levitar, solo es cuestión de olvidar los prejuicios de la consciencia.
Tal vez, para recorrer el camino que lleve a la ansiada meta de la realización, a de ser lograr controlar el propio cuerpo.
Romero
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